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miércoles, 31 de julio de 2013

VIAJES EN EL TIEMPO (PRIMERA PARTE)



En nuestro planeta las palabras espacio y tiempo son muy claras, el espacio es todo el soporte donde nosotros y las cosas ocupan un lugar  y podemos desplazarnos para cualquier dirección mientras que el tiempo es una línea, una flecha, que va siempre para adelante (hacia el futuro) continuamente, jamás se detiene. 
Para saber que pasara mañana solo tenemos que esperar un día y así lo sabremos. Pero para entender la posibilidad de VIAJES EN EL TIEMPO, primero debemos familiarizarnos con el concepto comprobado por los más importantes científicos del mundo, entre ellos, el gran Albert Einstein. Este concepto plantea que tiempo y espacio fuera de nuestro planeta, no son dos desconocidos, son HERMANOS y forman parte de una sola cosa: el TIEMPO-ESPACIAL. 
Una vez allí, el tiempo pasa distinto para el que se queda quieto y para el que se mueve. En este informe de SOUTHWOLF que no hace mas que recopilar datos para compartirlos, te interiorizarás en el tema y formularás tus propias teorías sobre VIAJES EN EL TIEMPO.

El viaje a través del tiempo es un concepto de desplazamiento hacia delante o atrás en diferentes puntos del tiempo, similar a como se hace un desplazamiento en el espacio. Adicionalmente, algunas interpretaciones de viaje en el tiempo sugieren la posibilidad de viajes entre realidades o universos paralelos.
Este artículo analiza la posibilidad teórica y técnica de viajes en el tiempo, y la posibilidad de que existan paradojas asociadas a dicho viaje a través del tiempo (por ejemplo evitar el nacimiento de nuestros propios antepasados). De acuerdo a algunos argumentos, el viaje en el tiempo en la experiencia cotidiana se experimenta a 1 segundo por segundo hacia el futuro.

Los viajes en el tiempo y la física

De acuerdo con la descripción convencional de la teoría de la relatividad las partículas materiales al moverse a través del espacio-tiempo se mueven hacia adelante en el tiempo (hacia el futuro) y hacia un lado u otro del espacio. El hecho de que la energía total y la masa sean positivas está relacionado con el hecho de que las partículas se muevan hacia el futuro.
Un aspecto comprobado de la teoría de la relatividad es que viajar a velocidades cercanas a la velocidad de la luz ocasiona una dilatación del tiempo, por la cual el tiempo de un individuo que viaja a esa velocidad corre más lentamente. Desde la perspectiva del viajero, el tiempo "externo" parece fluir más rápidamente, causando que el viajero llegue a un lugar más adelante en el futuro. Sin embargo, este fenómeno en sí mismo, no es lo que suele denominarse como viaje a través del tiempo.


El concepto de viaje en el tiempo ha sido frecuentemente utilizado para examinar las consecuencias de teorías físicas como la relatividad especial, la relatividad general y la teoría cuántica de campos, aunque no existe evidencia experimental del viaje en el tiempo y existen razones teóricas importantes para considerar posible la existencia de cierto tipo de viaje a través del tiempo. En cualquier caso, las teorías actuales de la física no permiten ninguna posibilidad de viajar en el tiempo.

LAS POSIBILIDADES TANGIBLES

Muchos científicos consideran que el viaje a través del tiempo propiamente dicho es imposible. Esta opinión se ve reforzada por un argumento basado en la navaja de Occam. Cualquier teoría que permita el viaje en el tiempo requiere que algunas situaciones relacionadas con la causalidad (o, en su caso, retrocausalidad) sean resueltas. ¿Qué pasaría si alguien trata de viajar en el tiempo y mata a su propio abuelo?

Además, en la ausencia de cualquier evidencia experimental de la posibilidad del viaje en el tiempo, es teóricamente más simple suponer que no puede ocurrir. De hecho, el físico Stephen Hawking ha sugerido que la ausencia de turistas del futuro constituye un fuerte argumento en contra de la existencia del viaje en el tiempo. Eso sería una variante de la paradoja de Fermi (“si no hay visitantes extraterrestres es porque los extraterrestres no existen”), en la que se hablaría de “viajeros del tiempo” en lugar de “visitantes extraterrestres”. Dadas estas circunstancias, otros sugieren —a los que sostienen la posición de Hawking— que en el caso de que en un futuro el ser humano pudiese viajar al pasado, éste no podría regresar a un espacio temporal anterior al momento de la puesta a punto de la hipotética máquina del tiempo que lo permitiese.
También se ha sugerido que al viajar al pasado se estaría “creando” un universo paralelo y no se viajaría al propio pasado sino a una copia de éste, pero con una diferencia: la existencia de un turista temporal. De este modo se tendría dos espacios temporales simultáneos: uno donde aparece un turista del tiempo y otro donde no aparece. Ésta sería una hipótesis para discutir la paradoja de “Si mañana planeo un viaje a hoy para decirme ‘hola’, ¿por qué hoy no tengo un doble a mi lado diciéndome ‘hola’?” Sin embargo, asumiendo que el viaje temporal no es posible, también resulta interesante para los físicos la pregunta de por qué y qué leyes físicas lo impiden.

Una nave a la velocidad de la luz

La velocidad de la luz en el vacío es por definición una constante universal de valor 299.792.458 m/s (aproximadamente 186.282,397 millas/s) (suele aproximarse a 3·108 m/s), o lo que es lo mismo 9,46·1015 m/año; la segunda cifra es la usada para definir al intervalo llamado año luz.
Se simboliza con la letra c, proveniente del latín celéritās (en español celeridad o rapidez), y también es conocida como la constante de Einstein.
El valor de la velocidad de la luz en el vacío fue incluido oficialmente en el Sistema Internacional de Unidades como constante el 21 de octubre de 1983, pasando así el metro a ser una unidad derivada de esta constante.
La rapidez a través de un medio que no sea el "vacío" depende de su permitividad eléctrica, de su permeabilidad magnética, y otras características electromagnéticas. En medios materiales, esta velocidad es inferior a "c" y queda codificada en el índice de refracción. En modificaciones del vacío más sutiles, como espacios curvos, efecto Casimir, poblaciones térmicas o presencia de campos externos, la velocidad de la luz depende de la densidad de energía de ese vacío.


Es evidente que la construcción de una nave, de este tipo de máquina del tiempo, actualmente está fuera de las posibilidades técnicas de nuestra civilización. Sin embargo, hay ejemplos que demuestran que la idea es correcta. En la Tierra recibimos partículas que vienen del centro de nuestra galaxia a distancias que la luz tarda miles de años en recorrer. Es decir, fueron producidas hace miles de años terrestres. Sin embargo, estas partículas no pueden resistir un viaje ni siquiera de un minuto ya que se desintegran en cuestión de segundos después de haber sido creadas. ¿Cómo explicar esta paradoja? Haciendo uso de la dilatación temporal: las partículas han sido aceleradas a velocidades tan cercanas a la de la luz, que sólo habían envejecido segundos mientras que en la Tierra transcurrían miles de años.


Una máquina del tiempo de este tipo es unidireccional, es decir; sólo permite viajar al futuro. Esto, sin duda, limita mucho el encanto del viaje. No sería posible, por ejemplo, viajar al futuro para echar un vistazo a los resultados de un juego de azar y volver atrás. La posibilidad de viajar al pasado, que es la que hace realmente interesante una máquina del tiempo, es muy dudosa y puede afectar a principios muy generales. Sin perder de vista estas restricciones, en otro apartado se trata cómo se podría transformar una máquina del tiempo unidireccional basada en la paradoja de los gemelos en una máquina del tiempo de dos direcciones usando un ‘agujero de gusano’.


¿Qué es la relatividad especial?

El gran científico del siglo 20, Albert Einstein, desarrolló una teoría denominada Relatividad Especial. Las ideas de la Relatividad Especial son muy difíciles de imaginar porque no son cosas que experimentamos en la vida diaria, pero los científicos las han confirmado. Esta teoría dice que el espacio y el tiempo son realmente aspectos de la misma cosa: del tiempo espacial. Hay un límite de velocidad de 300.000 kilómetros por segundo para cualquier cosa que viaje a través del tiempo espacial, y la luz siempre viaja al límite de velocidad. 


La Relatividad Especial también dice que ocurre algo interesante al movernos a través del tiempo espacial, especialmente cuando tu velocidad relativa a otros objetos es cercana a la velocidad de la luz. El tiempo pasa más lentamente para ti que para las personas que has dejado atrás. No observarás este efecto hasta que regreses a esas personas estacionarias. 

Digamos que tenías 15 años de edad cuando abandonaste la Tierra en una nave espacial viajando a aproximadamente el 99.5% de la velocidad de la luz, que es mucho más rápido de lo que podemos lograr hoy en día, y celebraste sólo cinco cumpleaños durante tu viaje espacial. Cuando llegues a casa a los 20 años de edad, ¡encontrarás que todos tus compañeros de clase tienen 65 años de edad, están jubilados y disfrutando de sus nietos! 


En cierto sentido, esto significa que has estado viajando en el tiempo. Habrás experimentado sólo cinco años de vida, mientras que tus compañeros de clase habrán experimentado 50 años enteros. Esta es una manera de viajar al futuro a una velocidad mayor que 1 hora por hora. 

En los últimos años, algunos científicos han usado estas distorsiones en el tiempo espacial para pensar de posibles maneras en que podrían funcionar las máquinas de tiempo. Algunos consideran la idea de los "agujeros tubulares", que podrían ser atajos a través del tiempo espacial. Esta y otras ideas son interesantes experimentos del pensamiento en este momento, y tal vez no sean posibles para los objetos reales, pero están basadas en conceptos científicos sólidos. Sin embargo, en todos los viajes en el tiempo permitidos por la ciencia, no hay manera en que un viajero pueda retroceder a un momento anterior al cual se había construido la "máquina de tiempo". 

Es increíble pensar con respecto a los viajes en el tiempo. ¿Qué sucedería si retrocedieras en el tiempo y hubieras impedido que se conozcan tu papá y tu mamá? ¡Hubieras evitado tu propio nacimiento! Pero entonces, si no hubieras nacido, no podrías haber regresado en el tiempo para impedir su encuentro. 

Cuando vemos una estrella 
¿estamos viajando en el tiempo?


Desde tiempos inmemorables el hombre ha observado los cielos. Dicha actividad no solo ha servido como fuente inagotable de inspiración, también nos ha proveído con información crucial sobre los ciclos naturales de los astros, incluida la Tierra, y del universo. Gracias a la costumbre de voltear la mirada hacia el cielo, la humanidad aprovecha hoy herramientas calendáricas, se ha familiarizado, con cientos de fenómenos climatológicos, y ha sido capaz de entender, en cierta medida, el papel de nuestro planeta en el infinito desdoblado, el cosmos.

Cuando ese mismo ejercicio se practica durante la noche entonces se torna en una experiencia de entrañable poiesis. Mediante la contemplación de los astros, además de obtener preciada información sobre el orden de las cosas, difícilmente una persona dejará de experimentar esa especie de exhalación lumínica, ese abrazar al vacío donde las fronteras se diluyen –la ineludible proyección del plexo como infinito cuenco. 
Más allá de las múltiples experiencias informativas y místicas que el observar las estrellas nos brinda, existe un intrigante fenómeno a cuya reflexión valdría la pena dedicar unos momentos: la posibilidad de viajar a través del tiempo, de desafiar la linealidad cultural que imponemos a esta variable del eje existencial (el tiempo-espacio).
Como muchos sabemos, las estrellas que podemos apreciar hoy, en realidad son entidades que bien pudieron haberse desintegrado hace milenios. Sin embargo, el tiempo que tardan sus partículas de luz en completar el trayecto que les separa de nosotros, hace que la fuente de la información óptica que hoy podemos apreciar, bien podría ya no existir o existir en un tiempo radicalmente lejano al nuestro –por ejemplo, la luz solar que percibes en este instante, en realidad existió hace 8 minutos y 19 segundos, y existen estrellas observables a distancias miles de veces mayores que la que nos separa del sol.
De acuerdo a lo anterior, podríamos especular que al contemplar una estrella estamos, en cierto modo, conectándonos con ‘un algo’ que ya no existe en el presente –y el hecho de percibirlo sugiere una proyección en el tiempo a otro punto del axis.

Rupert Sheldrake, brillante biólogo de la Universidad de Cambridge –y a mi juicio una de las mentes más lúcidas de nuestros días–, advierte que al recibir la información visual emitida por una estrella y proyectar su imagen con nuestra mente, estamos entablando una comunión con dicho objeto. Y dicha conexión se lleva a cabo no con la estrella actual, sino con la existencia pasada de ese cuerpo, es decir, estamos sosteniendo una relación más allá de la linealidad temporal.

Independientemente de tecnicismos y minuciosos argumentos, lo cierto es que el contemplar las estrellas es en sí uno de los fenómenos científicos más poéticos que tenemos a nuestro alcance –y si reflexionamos en torno a esta acción, en algún punto pareciera confirmarse que bien podríamos hablar de una proyección a través del tiempo.

Entonces...

¿Qué piensas después de leer esta información? ¿Crees que en algún momento se podrá viajar en el tiempo? Una ley tan universal para la humanidad como el tiempo lineal ¿Se podrá corromper? Este tema abarca desde pruebas comprobables con procedimientos científicos matemáticos hasta las más fantásticas teorías de ciencia ficción .
Hay supuestas "pruebas" de que existieron visitantes del futuro ¡Entérate en la segunda parte de este informe! 

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