Quizás la mayoría de las personas han crecido viendo caricaturas o
películas de personas que tienen aletas y viven en el mar, las cuales son
conocidas como sirenas. Pero alguna vez… ¿Se han preguntado si solo son
criaturas ficticias o míticas? ¿Existen realmente las sirenas?
En un documental creado por Animal Planet se menciona que en el año
2004, unos jóvenes de Washington fueron los primeros en observar uno de los
varamientos masivos de ballenas en Estados Unidos. Pero antes de reportar aquel
hallazgo, observaron por varios minutos a aquellos mamíferos. Uno de estos
chicos poseía una cámara, con la que grabó atentamente, cuando inesperadamente
se percató de algo, lo que no necesariamente se trataba de una ballena. El
descubrimiento de ellos fue descrito de muchas maneras en los informes
oficiales, y aquel video no se hizo público hasta ahora.
Había diversas especies de ballenas, y algunos delfines. El departamento
de pesca, envío rápidamente el caso de aquel varamiento, donde el biólogo
marino Bryan Mccormick, estaba a cargo de la investigación. En 1999 éste
publicó un estudio entre la relación de los varamientos masivos de ballenas y
los experimentos militares con sonar, experimentación que cesó en el año 2000.
El doctor Mccormick y su equipo sospecharon que la marina había retomado el uso
del sonar (acción que sería la causa de estos varamientos).
Actualmente 2 miembros del equipo deciden revelar lo que la marina
descubrió, pero que oculto durante años. El Dr. Paúl Robertson, asistente de
investigación, menciona que al momento de llegar al varamiento solo se
encontraban ciertas personas de la marina, quienes habían cerrado una parte de
la playa, lugar donde se encontraban personas con trajes protectores, lo cual
llamo la atención de estos.
La Dr. Rebecca Davis, relata que nunca había observado tal fenómeno,
donde las ballenas sangraran por las orejas. Los 3 científicos no se podían
retirar de aquel lugar hasta examinar los tejidos orgánicos. En el caso de los
marinos, estos no hicieron autopsias ni nada por el estilo, lo que tenía
desconcertados a estos biólogos.
Se cree que el alto sonar de la marina, asustó a las ballenas provocando
aquel varamiento, pero el equipo de la NOAA, descubrió que los órganos internos
no solo habían colapsado, sino que estaban destrozados, patrón que se repetía
en todas las muestras que realizaron a alrededor de 50 ballenas.
El misterioso sonido del fondo del oceano
El Dr. Bryan se dio cuenta que no solo necesitaba el tejido para probar
su teoría, podían usar los hidrófonos que la NOAA instala en las bollas de
profundidad para grabar el sonido de la fauna marina y actividad sísmica. Ellos
esperaban encontrar sonidos de ballenas, lo cual fue así, pero también había lo
que hoy se conoce como el detonador de sonar. La grabación presentaba el sonido
de otro animal, y se dieron cuenta de que se trataba de un Bloop, el cual ya
había sido detectado en 1997.
En los meses posteriores los varamientos fueron aumentando, por lo que
se empezó a alertar a la marina sobre la explosión sónica. Además el
departamento de la NOAA comenzó a saber de otros acontecimientos, informes de
cuerpos que aparecían con las ballenas; y las autoridades asistían a revisar
cada escena de aquellos incidentes. Por lo que se solicitó una orden judicial
contra la marina, pero afirmaron que las autoridades solo estudiaban las
anomalías y que ignoraban la causa de los varamientos.
Para resolver el misterio fueron en busca del Dr. Rodney Webster, quien
se especializa en comunicación animal, específicamente en la relación que
existe entre delfines y ballenas; Este doctor menciona que en la grabación del
año 2004, descubrió muchos significados, relacionándolo con patrones ya
existentes, pero además de escuchar el sonido de la detonación del sonar,
descubrió un sonido especial, lo cual llama bastante su atención.
La NOAA llevaba años investigando el misterio de peces con lanzas
clavadas, peces que empezaron a aparecer junto a las ballenas. En el varamiento
ocurrido en Sudáfrica, se encontró a una criatura que se estaba comiendo a los
cadáveres de las ballenas, ser que más tarde fue devorado por un tiburón,
escualo que poseía un aguijón de mantarraya, enterrado cerca de su boca. Esta
criatura se llevo al laboratorio, el cual no estaba en buenas condiciones, se
recuperó solo un 30% de este. Se comenzó a tomar muestras de ADN para
establecer la estructura genética. Tenía caninos incisivos y molares, una
dentadura omnívora, mientras que un mamífero acuático tiene homodoncia, es
decir, sus dientes tiene la misma forma y tamaño. Y ningún mamífero marino es
omnívoro.
De las partes que se recuperaron lo que estaba en un mejor estado era la
aleta de su cola, se parecía a un manatí. Se usaron rayos X, el cual arrojó que
había huesos en la cola, pero ningún manatí tiene huesos en aquella extremidad.
El cráneo tenía un agujero en el hueso frontal, se pensó que seria un hueso
respiratorio, relacionándolo a un delfín.
El aguijón de mantarraya encontrado en el tiburón que devoró a este ser,
encajaba perfectamente. Hueso que había sido claramente esculpido y manipulado
para sostener algún objeto. Por lo tanto este espécimen ha aprendido a usar
partes de otro animal como herramientas para matar peces.
Posteriormente se trabajó con la falange, la cual no resultó ser aletas,
sino manos. Luego se encontró resto de huesos de pelvis, suponiendo que era el
de una foca, pero el de ellos es más pequeña. Este ser poseía las mismas
caderas que el de un animal erguido.
Por otro lado, se descubrió un ácido graso, que se mantiene líquido y
conserva sus propiedades aislantes en aguas heladas, nunca antes visto. Además
se encontraba una hemoproteína que guarda oxigeno en los músculos y una red de
vasos sanguíneos que mantienen funcionando los órganos vitales: La mioglobina
(presentes en los mamíferos acuáticos).
La fisiología de la criatura aporto datos de su comportamiento, se
encontró un vaso, el que se usa como reserva de oxigeno y sangre, lo que
permite sumergirse a grandes profundidades.
Por otra parte, la Dra. Leanne Visser, antropóloga forense en el
departamento de la revolución humana, reconstruye la apariencia de un individuo
basada en fragmentos del cráneo y otros huesos. Esta restauración revela que
las orbitas del cráneo eran mas grandes que la del cualquier humano
contemporáneo; los ojos eran muy grandes y poseía una cresta craneal.
Al escanear el cráneo reconstruido, la doctora observó la cavidad
cerebral, descubrió que la parte usada para interpretar sonidos tenían un gran
tamaño. Además el orificio en el fragmento craneal estaba conectado a unas
extensas cavidades nasales dentro del cráneo, estas revelaron lo complejas que
eran las capacidades acústicas. La forma cóncava del cráneo indicaba que tenía
el órgano del melón, masa de tejido graso que permite comunicarse por los ecos,
por lo tanto podía identificar y emitir variedades de sonido, es decir, podía
canalizar el sonido. Esto indicó a los científicos que el sonido no
identificado, el Bloop, podía tratarse de esta nueva criatura.
Pero al término de esta investigación los científicos tuvieron problemas
para sacar a la criatura de Sudáfrica, la policía confisco todo, con la
documentación adecuada: “Confiscación de un descubrimiento de importancia
nacional”. Y lo único que les quedaron a éstos, fueron las grabaciones.
Es posible que al ver todo lo mencionado anteriormente nos lleve a preguntarnos
¿Cuan humana es esta criatura? ¿De que mamífero acuático se trata? ¿Somos una
especie única? ¿Cómo se ocultaron por tanto tiempo? ¿Es en realidad una
criatura mítica?
Pero existe una de las teorías denominada, simios acuáticos, la cual
menciona que debido a las catástrofes que vivieron nuestros ancestros, generó
que se sintieran más seguros en el mar, además podían obtener alimento, tales
como algas, peces y otros animales marinos. Criaturas que abandonarían la
tierra firme para ir al mar.
Sin embargo, los marinos afirman verlas en las mareas de primavera, es más, los marinos contaban historias al respecto; los griegos, los vikingos y los chinos las describieron en sus épocas de exploración marítima, y todos describieron la misma criatura sin tener estas sociedades una conexion directa. Viajeros como Cristóbal Colón dejaron registros de estos míticos animales, también en el siglo XIX dicen haberlos vistos. Incluso en el desierto donde alguna vez existió el mar, en Egipto, en unas cavernas muestran unas pinturas realizadas hace más de 30.000 años, las cuales muestran a humanos cazando a personas con aletas.
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